Responder a la pregunta '¿quién?', como lo había dicho con toda energía Hannah Arendt, es contar la historia de una vida. La historia narrada dice el quién de la acción. Por lo tanto, la propia identidad del quién no es más que una identidad narrativa... En efecto, sin la ayuda de la narración, el problema de la identidad personal está condenado a una antinomia sin solución